A G. K. Chesterton con frecuencia se le llamó «Príncipe de las paradojas», así que empecemos por esta: nos hallamos ante una obra que es vieja como ella sola. Pero que no podría ser más contemporánea.
En esta antología de ensayos, escritos en otro siglo por un cascarrabias que medía 1,93 de altura y pesaba 120 kilos, encontramos propuestas y reflexiones sobre cómo leer el mundo en toda su riqueza: desde los artículos de la prensa más tendenciosa a los libros de historia, desde la literatura infantil a las novelas de detectives.
Estos escritos, que ahora proponemos, recogen ejemplos necesarios para reflejar los intereses y obsesiones de Chesterton sin necesidad de convertirse en un texto académico, que invite a hacer algo muy simple y lo único que importa con un libro entre manos: leer.
Con sus escritos, Chesterton influye en personajes tan variados como Gandhi, Orwell, Welles, Hitchcock, Tolkien, Juan Pablo II o Agatha Christie. Es polémico, desbordante, apasionado y ocurrente. No duda en arremeter contra aquellos a quienes juzga equivocados, pero rara vez se muestra egocéntrico. Y, como comprobará toda persona que abra este libro, su prosa sigue tan viva que no hemos tenido otra opción que escribir esta nota biográfica en tiempo presente.
Para Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) la literatura es ese inaudito y casi milagroso uso del lenguaje «donde una persona dice realmente lo que quiere decir». Esto lo convierte en uno de los grandes de la lengua inglesa. Famoso por sus cientos de relatos –donde brillan los dedicados al Padre Brown, un excéntrico sacerdote católico metido a detective–, es también autor de novelas como El hombre que fue Jueves, de biografías, libros de memorias, recopilaciones de artículos y ensayos donde abunda la crítica social y literaria.
Prólogo y traducción de Íñigo García Ureta.
Posfacio de Jorge F. Hernández.