Con sólo 39 páginas me sorprendió gratamente la forma en que te afecta este libro al leerlo. Llegas a olvidar por un momento el fatal desenlace y disfrutas de la prosa con la que radiografía el autor (desde su propio sesgo respecto a sus experiencias personales, no hay que olvidarlo) la sociedad de la época. Sin embargo el final es fulminante. Vale la pena leerlo.