Empezamos a organizar los encuentros de letraheridos con varias ideas en mente.
Una, poder hablar de libros y literatura alejados del esquema clásico del club de lectura, que obliga muchas veces a leer libros que no nos gustan. Al escuchar varias recomendaciones uno puede elegir aquella que le llame más la atención, tener un abanico más amplio en el que escoger y charlar sobre autores que se hayan leído en común.
La segunda era crear la obligación de escribir un relato para cada encuentro. La única manera de mejorar en algo es practicándolo y con frecuencia tenemos las ideas pero no la motivación para sentarnos a escribirlas. En el transcurso de los dos años que llevamos en marcha se han leído muchos cuentos y doy fe de que cada vez son mejores.
Una tercera motivación era propiciar un encuentro entre personas a las que les gusta leer y otras a las que les gusta escribir, que suelen coincidir pero no siempre. Los escritores tenían un público, los lectores cuentos en primicia y se rompen las barreras entre creador y receptor.
Debo confesar que, con el paso del tiempo, lo mejor de estas reuniones ha sido lo que no teníamos previsto desde el principio. La creación de un grupo de amigos con los que tener una agradable charla y que se han convertido, al menos en mi caso, en la principal razón para no faltar ni un sábado.
Gracias a todos los que hacéis posible letraheridos.
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