Desde la muerte de nuestra madre, apenas he hablado con mi hermano. Se estaba hundiendo en un pozo al que no quería acompañarle y me alejé por mi bien. Todo ha cambiado hace escasos minutos. A diferencia del resto de ocasiones, su voz sonaba cuerda, volvía a estar anclado a la realidad. Nunca en mi vida le había visto tan asustado.