En el año 2008 una siniestra nube negra oscureció el cielo de la Tierra, cubriéndola de espesas cenizas. Tras ese desastre, los adultos comenzaron a perecer, muriendo unos tras otros como en un macabro castillo de naipes que se deshace con el aire.
Algo más de dos años después la vida sigue para los que han sobrevivido, aunque solo lo hace para los nacidos después del año 1983, y en un mundo que ha perdido cualquier tipo de gobierno o control, donde impera la ley del más fuerte, y en el cual las mujeres no pueden concebir vida.
Elizabeth Logan deja pasar los días encerrada en su torre de cristal, aislada del mundo bajo el cuidado de varios soldados y con los lujos de los viejos tiempos a su alcance, siempre a la espera de su marido John Benton, joven líder de unas de las agrupaciones militares mejor organizadas de lo que queda de humanidad.
Nathaniel Anderson, compañero de lucha y mejor amigo de John, no ha tenido tanta suerte, pues vive en un edificio de oficinas, un asentamiento y cuartel de supervivientes, saliendo al exterior solo para realizar las incursiones necesarias para que sigan subsistiendo.
La vida de Elizabeth y Nathaniel poco tienen que ver, sin embargo están vinculadas en la distancia por dos cosas: un mundo devastado donde los peligros los acechan, y un hombre, John Benton.
Cuando uno de estos lazos desaparezca, se verán forzados a unirse... aunque eso signifique el final y el principio de toda una nueva era.