¿Vives permanentemente situaciones injustas? ¿Con rabia/enfado?
Esta sencilla e informativa guía para principiantes está dirigida a las personas que deseen descubrir los secretos de su estómago para aliviar hasta lograr eliminar desde su origen dolores de panza (tripa, zapan, barriga, guata, vientre, abdomen), como también los síntomas de acidez, gases o deposiciones frecuentes y evitar depender de algo que te venden con la falsa ilusión del alivio hasta que los síntomas vuelven a aparecer. Encontraremos la fuente de este dolor y dejaremos de tapar los síntomas.
Empieza por preguntarte:
¿Qué situación vives como amenaza?
¿A quién no soportas?
En el momento en que logres reducir la sensación de amenaza tu estómago se normalizará.
Todo tiene que ver con la atención.
¿Dónde pones tu atención?
Cuando el ego se siente amenazado, es lo que hace que veamos al otro no solo como distinto sino como distante.
Nuestro estado emocional, lo estamos transmitiendo sin darnos cuenta y al ser captado inmediatamente posiciona a la otra persona de tal manera que “lo que tú le digas en palabras ya se encuentra con el estado emocional con el que esa persona está”.
La mirada de desprecio, el otro la siente.
Se han detectado cambios en el campo electromagnético que procede del corazón hasta tres metros de distancia. Es decir, estás influyendo en la otra persona, dependiendo la situación de tu corazón.
El corazón manda mensajes directos al cerebro y al tubo digestivo.
Cuando te sientes amenazado (lo que más miedo nos da es el juicio del otro) esta sincronización entre corazón, cerebro y tubo digestivo desaparece.
Para lograr un cambio de mirada de la enfermedad deseo que empieces a sumergirte en el mundo de la descodificación biológica como me hubiese gustado que me explicaran desde cero y en forma simple, para una mortal que necesitaba aliviar sus síntomas sin tantos rodeos pero, buscando una solución real y efectiva.
Descubre cómo cambia tu cerebro cuando cambias de perspectiva.
Mi propósito final es darte a conocer que existe una vida sin dolor, aunque en estos momentos te cueste creerlo.