Escalofriantemente fascinante
SIN SPOILERS:
Me he enamorado de esta historia. Creo que trata todos los temas que aborda con muchísimo cuidado y acierto, y me ha fascinado de principio a final. El canibalismo es un tabú social que...
SIN SPOILERS:
Me he enamorado de esta historia. Creo que trata todos los temas que aborda con muchísimo cuidado y acierto, y me ha fascinado de principio a final. El canibalismo es un tabú social que genera mucho rechazo y, precisamente por eso, puede ser una gran herramienta para explorar el funcionamiento de sociedades y la manera en la que funcionan nuestras propias creencias. Creo que este relato capta y ejecuta todas sus ideas con perfección milimétrica. La división de las escenas con las diferentes comidas del día también me pareció un gran acierto. Al igual que la idea circular que rodea toda la historia; cómo se conectan el principio y el final, y cómo eso a su vez se conecta con la forma en la que está organizada esa nave-mundo, donde la vida es, en cierta manera, cíclica.
CON SPOILERS:
Adoro el comienzo con la muerte de Héctor, donde ya se nos describe cómo mueren las personas y cómo se organiza su carne, porque justo después cambiamos al punto de vista de Beatriz, que es una humanista convencida. Adoré cómo Amanda era tratada sin género cuando era más pequeña, hasta ser lo suficiente mayor como para decidir. Y también adoré toda su evolución a lo largo de la historia. Está muy bien transmitida con pocas palabras la relación tumultuosa de su madre, y me fascina lo mucho que se nota cómo ha crecido con el pasar de las escenas, solo por su forma de relacionarse con las croquetas.
Al principio, cuando es pequeña, quiere comer croquetas pero no se atreve por su madre (me ENCANTÓ la referencia a que su madre se acercaba para olerle el aliento y asegurarse de que no las hubiera comido). Sin embargo, ella no entiende el motivo. En la escena siguiente, un poco mayor, vemos que sí lo entiende y que comparte todas las ideas de su madre, sintiéndose una humanista en pleno derecho. Pero en la siguiente, ya es más mayor y empieza a plantearse cosas y hacer preguntas, a buscar su propio punto de vista (cuando eres pequeña tiendes a imitar el de tus padres). Admiro profundamente la manera en que se mostró la edad de Amanda y su evolución natural de manera tan sutil, y también cómo sus dudas y conflictos la acompañaron toda su vida. Cuando lloró comiendo las croquetas de Nuria se me partió el corazón.
También adoré esta idea de una nave-mundo donde hay que cuidar todos los escasos recursos y se ha controlado la vida de esa manera. Me resultó muy interesante que para ellos la muerte fuera algo natural y lo enfrentaban con poco miedo.
En resumen, un trabajo brillante, me ha encantado en todos los niveles.
Más